jueves, diciembre 07, 2006

La Batalla de Iwo Jima


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Tras la malograda defensa nipona de la isla de Truk en las islas Carolinas en Febrero de 1944, debido al constante asedio a la base por parte de la Task Force americana; los japoneses no tendrían más que obligar a su Fuerza Combinada poner rumbo a otra base más segura. Sería entonces cuando el imperio nipón pondría de nuevo sus ojos en aquel remoto enclave en relación con su estrategia de establecer una base intermedia de apoyo a la aviación entre las islas Marianas y Tokio. Debido a la cercanía de la isla a Tokio y a la facilidad de su conquista (dos cualidades igualmente consideradas en el frente aliado), muchos oficiales japoneses llegaron a plantearse la necesidad de hacerla desaparecer del mapa hundiéndola en el mar o cortándola en dos en lugar de una agresiva defensa como luego se optó debido a la imposibilidad de ejecutar el plan original.
A partir de principios de Octubre de 1944 los sucesivos éxitos estadounidenses sobre el Pacífico central se iban desarrollando con asombrosa rapidez. El final de la guerra parecía, en este instante, más cercano que nunca y es en este momento cuando empezaría a manifestarse la necesidad de atacar Iwo Jima, una de las bases establecidas dentro del grupo de las islas Volcano y parte integrante del área de defensa aérea de Japón. Hasta la fecha, la táctica llevada a cabo sobre la mayoría de las plazas fuertes conquistadas no había necesitado la conquista absoluta del enclave sino que, más bien, se había optado por la técnica de rodear, aislar y dejar al objetivo en cuestión que (como se dice coloquialmente) madurase en su rama. Muy buenas razones empujaron a EEUU a la toma absoluta de la base nipona en el Pacífico pudiéndose enumerar a partir de la cercanía de la que disfrutaba la base con respecto al corazón del imperio: Tokio. Exactamente a escasas 650 millas.

Fuente:lasarmas.com

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